¿Es difícil? ¡Es un reto!
Cuando por primera vez pregunté los requisitos para participar en un curso como Directora de Orquesta, la respuesta que recibí fue: tu no puedes ir porque eres mujer, ese curso es sólo para hombres. Inmediatamente me dije: ¿Es difícil? ¡Es un reto! y este mi segundo artículo para La Victoria Maestra.
Me encontraba en mi amada Caracas hace unos cuantos años; y para ese entonces, no tenía ni siquiera la posibilidad de costear los gastos que implicaba hacer el viaje a la ciudad donde serían impartidas las clases de dirección, pero aún así deseaba con toda mi alma estar ahí, me lo merecía. Sabía que los obstáculos no eran la justificación para no hacerlo y sabía también que no podía ser incapaz de ver la capacidad que las otras personas estaban teniendo en ese momento sobre mí: Me estaban retando. Así que:
- Establecí metas reales y alcanzables a corto plazo: evalué cuáles eran las personas específicas que podrían ayudarme institucionalmente, organicé encuentros con ellos. Estudié para las clases.
- Practiqué el pensamiento positivo: siempre hay una voz interna que comenta, especula, juzga, compara, se queja, rechaza o acepta. Elegí escuchar esa que me decía que conseguiría la aprobación para hacer el curso, el cupo, los boletos aéreos, el hospedaje, los alimentos y mi participación activa en las clases donde dirigiría por primera vez una orquesta sinfónica.
- Me creí posible y me dejé fluir con el universo: ¡Sí puedo!. Aquí haré referencia al primer artículo que escribí para inaugurar este blog: Amor y guáramo para crear y dirigir mi mundo.
Lo que pienso, me define
Los pensamientos comenzaron a convertirse en comandos que generaban en mi un despliegue emocional y físico que no me permitía parar. Noté que solamente cambiando lo que pensaba, podía elegir sentirme mucho mejor, más receptiva y con poder de atracción. Tampoco se trataba de una cuestión de suerte sino de administrar eficientemente mis pensamientos, de enfocar mi atención y mi acción deliberada. Tuve que hacerme cargo y al trabajar con las dificultades, aprendí a ser más amable y comprensiva, estaba más dispuesta a resolver. Los “No” que me daban como respuesta, se fueron quedando sin espacio.
Dirigir por primera vez una orquesta, ese era el reto. Felizmente logré mis objetivos y lo mejor de todo es que disfruté y aprendí del proceso. Si no lo hubiese intentado, quizás habría creado en mí, cuadros emocionales de negatividad y ansiedad, negándome a mi misma, la oportunidad de hacer lo que amo, cuando lo único que realmente me esperaba, eran muchas puertas abiertas a nuevas experiencias.
Lo hago todos los días
- Tomo la decisión. Asumo, me permito y acepto el reto con amor. Es un obsequio para mi.
- Examino mis creencias, mis patrones negativos, lo que me choca.
- Adquiero sanos hábitos diarios: ejercitarme, alimentarme conscientemente, respirar, escribir lo que quiero lograr.
- Sé que lo voy a lograr si decido continuar.
- Busco soluciones, el reto es divertido.
- “Todo es cuestión de percepción.” – Eduardo Marturet.
- “Pasito a pasito. Suave, suavecito… Des-pa-cito.” (Sin prisa y sin pausa). – Luis Fonsi
- Soy flexible conmigo misma, me reinvento.
- Observo las capacidades de las personas que tengo a mi alrededor.
- No olvido de dónde vengo y sé a dónde voy. Actitud.
Me despido con una frase de nuestro gran Simón Bolívar:
El arte de vencer se aprende en las derrotas.
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